Porqué podar tus palmeras
Introducción
En el exuberante universo de la jardinería, las palmeras se destacan como joyas de la naturaleza, ofreciendo no solo belleza sino también un toque de exotismo a cualquier paisaje. En Arboricultura Peretella, entendemos la singularidad de estas plantas y queremos compartir contigo nuestra guía esencial para su cuidado y poda.
¿Qué son las Palmeras?
A diferencia de los árboles comunes, las palmeras son plantas monocotiledóneas pertenecientes a la familia Arecaceae. Su característica más distintiva es el estípite: un tronco no ramificado que no crece en anchura sino en altura, manteniendo siempre la misma dimensión en su circunferencia. Dependiendo de la especie, algunas palmeras pueden alcanzar alturas impresionantes de hasta 30 metros o más. En nuestro entorno local, especies como la Cocos nucifera y la Phoenix canariensis embellecen nuestros paisajes con sus majestuosas hojas pinnadas o palmeadas.
¿Necesitan las Palmeras ser Podadas?
Contrario a la creencia popular, las palmeras no requieren poda para su supervivencia. Sin embargo, existen razones prácticas y estéticas que justifican este procedimiento. En Arboricultura Peretella, enfocamos la poda de palmeras para eliminar hojas secas y frutos, lo cual no solo mejora su apariencia sino que también previene posibles daños por caída de hojas y reduce escondites para plagas como ratas y aves.
Especies Comunes en Nuestra Zona
En Arboricultura Peretella, somos expertos en el cuidado de varias especies de palmeras, incluyendo:
Phoenix canariensis
Palmera dioica de tronco único, grueso, derecho, de 20m de altura y hasta 80-90 cm de diámetro, cubierto de los restos de las bases de las hojas. Hojas pinnadas, formando una corona muy frondosa. Miden 5-6 m de longitud, y tienen 150-200 pares de folíolos de color verde claro, los inferiores transformados en fuertes espinas. Inflorescencia muy ramificada naciendo entre las hojas. Frutos globoso-ovoides, de color naranja, de unos 2 cm de longitud. Es nativa de las Islas Canarias.
Phoenix dactylifera
Palmera dioica de tronco único o ramificado en su base, de 20m de altura y 30-40 cm de diámetro, cubierto con los restos de las hojas viejas. Hojas pinnadas, de 6-7m de longitud, de color verde glauco. Inflorescencia muy ramificada, naciendo de entre las hojas. Frutos obolongo-ovoides, de 3-9 cm de longitud, de color naranja, con pulpa carnosa y dulce. Es nativa del norte de África.
Washingtonia filifera
Palmera hermafrodita de tronco solitario, robusto, de hasta 15 de altura y 60-80 cm de diámtero, con la base ensanchada y la superficie cubierta de restos de hojas viejas o rugosa y con fisuras verticales muy finas y anillos muy juntos. Hojas costapalmadas, de 1,5-2m de longitud, divididas casi hasta la mitad en 50-60-80 segmentos de punta fina, hendida y con filamentos, de color verde grisáceo.
Pecíolos armados de fuertes dientes. Inflorescencias colgantes, intrafoliares. Fruto ovoide, de unos 6 mm de diámetro, negruzco. Es nativa del sur de EE.UU. y México.
Washingtonia robusta
Palmera hermafrodita de tronco solitario, estrecho, de unos 25 cm de diámetro y una altura de hasta 25 metros, con restos de la base de las hojas viejas o ligeramente rugoso, de color marrón grisáceo. Hojas costapalmadas, de 1m de diámetro, divididas hasta su mitad en segmentos puntiagudos, con el ápice bífido. Pecíolo con dientes recurvados en los márgenes. Inflorescencias intrafoliares, de 2-3m de longitud, colgantes. Fruto ovoide, negruzco, de 0,8mm de diámetro. Es nativa de México.
Conclusión
Las palmeras son más que simples plantas; son un testimonio viviente de la naturaleza en su máxima expresión. En Arboricultura Peretella, nos dedicamos a preservar su belleza y salud a través de prácticas de poda respetuosas y eficientes. Te invitamos a contactarnos para cuidar de estas magníficas especies y asegurarnos de que continúen embelleciendo nuestro entorno por muchos años más.